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EL FUTURO QUEDÓ ATRÁS

Quizás en la casa se escuchó un “ahora vuelvo” al que nadie le dio más importancia, porque en una sociedad normal, cuando un niño dice ahora vuelvo, debería volver. Porque en una sociedad normal, la muerte debería estar muy lejos de los 8 años.

El problema vino cuando ese “ahora vuelvo” comenzó a durar demasiado. Es en ese momento cuando se descubre que la incertidumbre es el peor de los miedos.

Y así, entre dolor y esperanza, han pasado los días hasta que la realidad nos dice que se ha ido, y junto a él se han ido también todos sus futuros momentos, quizás todos esos peces que él podría salvar, todo lo que nos podría aportar… con él se ha ido también un trocito de nuestras vidas.

Y ahora, después de la muerte, aparecerán las dos justicias. La primera, la de nuestra legislación, ésa que seguramente pondrá un precio de saldo a la vida humana. La segunda, la que surge del odio, la que aparece cuando uno ya no tiene nada más que perder. Una justicia, esta segunda que, afortunadamente, nunca sale adelante porque el dolor de la pérdida es siempre mayor que el de la venganza.

Y entre esas dos justicias y un “ahora vuelvo”, sobrevivirán a partir de ahora unos padres que lo van a ver en cada pensamiento, en cada parte de la casa, en cada palabra y, sobre todo, la van a ver cuando, en medio de la noche, se despierten entre lágrimas con la esperanza de que todo haya sido un sueño.

Y aunque ustedes no lo crean, lo mejor será que siempre sigan viéndolo, porque eso significará que no lo han perdido, que seguirá viviendo en sus recuerdos.

D.E.P.

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Podemos modificar las fotos.

Hay fotos que tienen más valor por lo que esconden que por lo que muestran y, sin duda, esta es una de ellas.

A simple vista podemos distinguir a una niña mirando quizás a la playa, quizás al mar, o quizás más allá, hacia ese mundo que se esconde tras el horizonte.

Nunca podremos saber lo que estaba pensando en el momento en que se tomó la imagen, eso es algo que se quedará en la intimidad de su mente. No podremos saber si estaba pensando en algo que le ocurrió el día anterior, en los planes que tiene para esa misma tarde o si, por un casual, estaba imaginando lo qué va a hacer el día de mañana.

Por supuesto, no podremos modificar su pasado, ni siquiera su presente, pues ninguno de nosotros está ya allí, pero sí podemos influir en esa foto de alguna forma: podemos cambiar el futuro de la misma. Podemos conseguir que, esa niña, al pensar en los días que vendrán, nunca ponga barreras a sus pensamientos; que jamás tenga que elegir entre una opción u otra; podemos conseguir que su futuro no sea distinto por haber nacido niña o niño.

Ahí es donde nosotros, simples espectadores, podemos -y debemos- modificar la foto.

P.D.: Solo hay una cosa que no me gusta de esta imagen, y es que ella, la protagonista,  jamás podrá ver la parte más bonita del encuadre: esa que nos muestra una niña mirando a la playa, quizás al mar, quizás más allá…

Foto: Alberto Pérez.

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ESTE AÑO LO DEJO PUESTO.

Después de pasar cinco semanas fuera de casa con la gira de Invisible, al volver me encontrado con él. Y justo en el momento en que he comenzado a quitar la estrella de arriba me ha suplicado que no lo desmonte, que no le quite el vestido de adornos, que no lo encierre durante 11 meses en una triste caja de cartón dentro de un armario…

He suspirado y nos hemos quedado un rato en silencio. ¿Y saben qué? Pues que creo que este año lo voy a dejar puesto, no por pereza, ni por pena, ni por falta de tiempo… sino porque en realidad no es que lo vaya a quitar tarde, sino que lo he puesto pronto.

Sí, amigos, pensándolo bien, en apenas dos días estará el señor de las Loterías y Apuestas del Estado animándome a comprar Lotería de Navidad (o lo que es lo mismo, a pagar voluntariamente un impuesto encubierto de ilusión), en unos días más los supermercados comenzaran a poner los turrones en sus estanterías, en septiembre ya veremos anuncios de juguetes en la televisión y en octubre, como cada año, ya estaremos tan hartos de mensajes navideños que, cuando de verdad llegue el 25 de diciembre, nos habrán matado la ilusión.

Así que, pensándolo bien, voy a presumir de que este año he sido el primero en poner el árbol.

Feliz Navidad y Próspero Año 2019

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¿Qué necesito?

¿QUÉ NECESITO?
Un maestro se desplazó, junto a un grupo de monjes, a una gran ciudad para participar en unas jornadas sobre la meditación y el desapego de lo material. Habló sobre lo fácil que es vivir con poco, sin lujos, sin las necesidades impuestas por el consumismo desmedido. Contó que él apenas tenía muebles o ropas y era muy feliz.

Tras acabar las jornadas, el maestro y sus alumnos se fueron al aeropuerto para regresar. Como tenían dos horas libres decidieron entrar en un centro comercial, pues nunca había estado en ninguno. Pasearon por los pasillos observando todos los productos que les rodeaban, y cuando ya había transcurrido más de una hora decidieron irse, pero no encontraban al maestro por ningún lado.

Finalmente lo descubrieron yendo por los pasillos, tocando la mayoría de objetos, examinándolos, interesándose por ellos… incluso llegó a preguntar a algún vendedor por el precio o utilidad de los mismos. Asombrados por aquel comportamiento, ninguno se atrevió a decir nada y, lentamente, se dirigieron a la salida para esperarlo allí.

Cuando ya apenas faltaban unos minutos para embarcar observaron que el maestro salía tranquilamente del centro comercial y se dirigía hacia ellos.
-Bien, hermanos, se ha hecho un poco tarde, creo que ya es hora de marchar hacia casa -les dijo.

Todos se quedaron en silencio. En realidad ninguno de los alumnos se atrevía a decir nada, pero no entendían que justamente él hubiera caído en la redes del consumismo.
Finalmente, uno de ellos, el más joven, se atrevió a hablar.

-Maestro, ¿puedo hacerle una pregunta?
-Claro, adelante.

-Como es que usted, que cultiva la auste-ridad, ha estado tanto tiempo observando todo lo que había allí dentro.
-Es que me he quedado maravillado de todas las cosas que existen y no necesito.

Este cuento está incluido en mi libro: “CUENTOS PARA ENTENDER EL MUNDO 1